En nuestro caso, siendo una de las primeras generaciones que pasaron su adolescencia junto a la novedad del smartphone, y la llegada de las redes sociales. Llegamos a la conclusión de que a esa edad pueden llegar a afectar gravemente esas imágenes irreales que se muestran. Y, pueden generar obsesión por parecerse cuanto más a estas.
De esta manera, se genera sobre todo a adolescentes: complejos, inseguridades y en el peor de los casos trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia. Sabemos que en la actualidad es muy complicado evitar que estén con el móvil, puesto que nuestra sociedad se centra completamente en Internet y en el mundo digitalizado…
Habría sido más fácil prevenir que curar. Sin embargo, no ha sido posible ya sea porque en aquellos tiempos no era tan necesarias las pautas o por otros motivos. Pero ahora, los padres son los que deben de ocuparse de esta adicción, pero, sobre todo, de usar las tecnologías de una manera responsable para que no se conviertan en algo más peligroso de lo que pueden convertirse si se usan de una manera errónea.